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miércoles, 14 de diciembre de 2011

EL AHORA

Se cierra la puerta, del hotel más glamuroso de Puebla de la Calzada, se ha marchado el alma, el subconsciente, el susurro maravillado, la dulcinea encantada, la que se guardaba los besos de cada cliente, los abrazos de cada amigo/a y se abre una nueva ventana donde fluye la esperanza, el desconsuelo, la ingratitud, la falsedad, como tú dices “la gilipollas” y verdaderamente hay que ser muy gilipollas para estar a tu lado, para creer en tu ironía, en tu sonrisa, e tus besos robados en tu ausencia…

Conmigo se ha marchado la luz, que me guiaba, la vecina imaginativa, la amiga distanciada, el sol que me calentaba, la estrella que brillaba cada día, la niñata aduladora, la cocinera decente y especial…en cambio permanece tú hipocresía, tu falsedad, las cuales han crecido, se hacen más importantes.

Un Hotel, sin princesa, sin la simple pero maravillada, que recorría cada estancia y rincón para que todo estuviera en orden, que cada lágrima que soltaba, era pensando en el bien de los demás.

Fue un 27 de diciembre, subí al Torreón donde me esperaba la malvada bruja, mi guardián de los ojos tristes, y el señor infiel con su chaqueta negra, entre risas y desconcierto, me sentí idiota, la bruja malvada pidió a mi guardián que le “corten la cabeza” el guardián bajo rápidamente a buscar a otra princesa, prefirió no verme morir, el señor infiel, pidió explicaciones, las cuales yo nunca se las di, porque no hay palabra mejor dicha que la que nunca se dice, además un señor infiel no debe vivir, un señor que sólo trabaja por su egoísmo, su incredulidad, por el que dirán, y mirad, amigos/as se ha marchado sus dos princesas fieles, sus dos esclavas, sus víctimas,… aún le quedan unas cuantas, solo que ya no lee guiará tanta fuerza como antes.

Hoy me encuentro dedicando mis lágrimas a mi casa, a esos padres callados, a ese ángel que es mi único apoyo, a esa burbuja, a esa cactus, que me hace olvidar aquel infierno, dedicando mil besos a mis rubias, Laura y Natalia, intentando encontrar la esperanza perdida, olvidando una ilusión que nunca debí sentir, recordando unas caricias incomprendidas, poniéndole definición a mi estilo de princesa, buscando la maravilla perdida entre tanta simpleza.

Hotel Silos, un hotel con encanto, sin sueños, sin princesa maravillada, pero ahí sigue su dueña, la bruja malvada, el guardián que cuida de él, la señora de visón y su señor infiel, rodeado de fantasmas, de gente que baila al son que marca la malvada bruja, para poder sobrevivir.

Yo intentando volver a empezar, con mi corazón casi roto, abriendo los ojos a cada instante, sin tus pedacitos, lejos de tu piropo, con mi ventana abierta, para todos/as los que estén dispuestos/as a escuchar, a honrar, a respetar, a ver creer, a no dejarse llevar a quererme y a hacerme soñar.